Publicado el 12/09/2016
El sueño, además de un momento de relajación de los músculos del cuerpo, es un estado de abandono de la conciencia y del estado de alerta. Durante el sueño logramos relajar los procesos mentales, adaptándolos a otras funciones. Logramos, de este modo, incorporar y procesar nuevas nociones, de un modo apropiado para nuestro bienestar.
Durante el sueño, nuestro cerebro aprovecha para recomponerse a su mejor estado. Se reponen sustancias químicas necesarias y se balancean procesos necesarios para nuestro organismo y correcto funcionamiento nervioso. Esto permite un despertar relajado, para poner en marcha a continuación procesos mentales y perceptivos fuera del estado onírico. De tal modo, la falta de sueño afecta su desempeño.
Conforme avanzamos en edad, minimizamos las horas de sueño. Mientras que los bebés duermen hasta 12 horas diarias, los mayores de 70 años duermen de cinco a seis horas diarias. Ello se debe a las menores exigencias físicas de la persona, conforme a su actividad social, personal, laboral y demás. De tal modo, los adultos de entre 20 y 60 años (aproximadamente) requieren de hasta 8 horas de sueño para un correcto descanso, horario que varía de persona en persona.
Es poco frecuente que un adulto descanse 8 horas diarias, y puede deberse a numerosos factores. Lo importante es, según los expertos, no minimizar de 4 horas diarias de sueño, para no sufrir un estado conocido como privación de sueño. Con menos de 4 horas diarias de sueño, el cuerpo y el cerebro no logran reconstituirse de la manera apropiada, lo que afecta nuestro desempeño a nivel personal, social y laboral.
En el trabajo, la falta de buen descanso puede manifestarse de diversas maneras. Los ojos y el sentido visual se ven afectados, hipersensibles a los estímulos lumínicos y a otros factores. Se afecta así nuestra capacidad de lectura, y también de concentración, propulsado por un estado de desconcentración. En el cuerpo aparece el cansancio, la pesadez, problemas gástricos y falta de energías, lo que afecta el desempeño de las funciones motoras.
Por ello, y por muchos otros factores, procura cumplir con, al menos, cinco y media a seis horas diarias de sueño y descanso de corrido, para poder desempeñarte adecuadamente en todos los planos de tu vida.
Y como seguro más de una vez te ha pasado que no descansaste bien en la noche y estás sufriendo en la oficina, te compartimos algunos consejos que seguro te serán de utilidad.
Al terminar tu jornada laboral, procura realizar alguna actividad física para eliminar el estrés y agilizar tu mente, te será de gran ayuda.
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